Escuelas Públicas Sustentables
Proyectos como estos nos demuestran lo indispensable que es integrar la sustentabilidad en todos los contextos sociales, para lograr impacto positivo en el mañana.
“¿Qué pasaría si un niño creciera en este contexto y qué pasaría cuando sale de una escuela donde aprendió todo esto?” fue la pregunta que Martín Espósito se planteó junto a un grupo de amigos en Uruguay durante 2012, inspirados tras ver el documental “El guerrero de la basura”, que plasma la historia de Michael Reynolds y sus proyectos arquitectónicos con base en el reciclaje y la autosuficiencia.
Esta idea fue transformándose hasta dar vida en 2016 a la primera escuela pública 100% sustentable de Uruguay. Así, Martín Espósito ha impulsado este concepto a lo largo de Sudamérica, creando en 2018 otra escuela en Argentina y próximamente en Chile.
La Red de Escuelas Públicas Sustentables busca generar edificios escolares abiertos al aprendizaje de la comunidad; lo cual significa que otras escuelas, instituciones y personas puedan visitarlas para aprender a relacionarse con el medio ambiente desde un nuevo enfoque.
Una escuela sustentable parte de tres ejes esenciales: energías limpias, gestión de residuos y educación ambiental. Esta filosofía es llevada a la práctica desde su edificación; aprovechando materiales de descarte y llevando el proceso de construcción con un formato de curso, para que los colaboradores aprendan a realizar obras sustentables y a gestionar proyectos de este tipo.
Por su parte, la escuela pública N°12 de Mar Chiquita en Argentina aprovechó en su construcción más de 2 mil cubiertas usadas, 4 mil botellas y 8 mil latas recicladas; mientras el proyecto de Lo Zárate en Chile contempla aprovechar cerca de 2 mil neumáticos, 3 mil botellas de vidrio, mil 500 botellas de plástico y 12 mil latas.
6 principios sustentables son los que dan base a cada proyecto:
- Aprovechar el agua como recurso; creando sistemas de captación, reutilización y tratamiento de aguas grises y negras.
- Generar energías limpias; almacenando la energía en baterías y retroalimentando la energía de la red eléctrica actual.
- Crear hábitat y acondicionamiento térmico; manteniendo todo el año una temperatura entre 18°C y 25°C con sistemas térmicos pasivos y materiales naturales.
- Manejar una gestión de residuos y consumo conscientes; no sólo en la construcción del edificio, sino llevando este conocimiento a las aulas para aplicar los conceptos de las 3R’s (reducir, reciclar, reutilizar) y la economía circular.
- Proteger la biodiversidad; generando diseño de paisaje y espacios educativos abiertos para compostaje y más.
- Mantener un enfoque humano, donde la empatía es básica y se trabaja en las relaciones humanas, valores, colaboración y compromiso.
Estas escuelas son financiadas a partir de donaciones y mantienen un perfil público para permitir la inclusión, pues confían que todo niño juega un papel crucial y tiene un gran potencial para volverse agente de cambio.
Proyectos como estos nos demuestran lo indispensable que es integrar la sustentabilidad en todos los contextos sociales, para lograr impacto positivo en el mañana. Y a ti ¿te gustaría colaborar en una escuela así?